Se le sigue una demanda por violencia de género por la cual había tenido una restricción perimetral que ya caducó. Por ser uno de los posibles partícipes en hechos de abigeato tendrá que concurrir al Tribunal de Disciplina de Policía.
El policía que relató que fue atacado por un “ente maligno” en el sector de calabozos de la Jefatura de Gualeguaychú, tiene dos causas judiciales abiertas: una por violencia de género y la restante por estar sospechado de haber participado en hechos de abigeato.

El mismo, al momento de los hechos, cumplía funciones de celador policial en los calabozos de la Jefatura Departamental. Lo hacía sin uso de su arma reglamentaria ya que se le sigue una demanda por violencia de género por la cual había tenido una restricción perimetral que ya caducó, indicaron fuentes de la fuerza.
Según la información, el uniformado registra además varios hechos de indisciplina en su legajo interno. Hace un tiempo acusó una lesión en su muñeca por la que tuvo ir en varias oportunidades ante la Junta Médica debido a inconsistencias en sus dichos.
El supuesto ataque del “ente maligno”
El agente presentaba rasguños profundos en el cuello, el pecho, los brazos y una cruz en la espalda marcada con tres dedos como si fueran pezuñas.

El Jefe Departamental, César Primo, dijo la semana pasada que “en un primer momento se habló de un brote psicótico, porque el hombre estaba muy asustado y aseguró que una persona de negro lo atacó”, pero no está clarificado.
Horas después, el policía fue trasladado a su domicilio y quedó al cuidado y contención de su grupo familiar. La Policía le puso a disposición un psicólogo, informó Primo, a fin de que “le brinden la ayuda necesaria”.
Además, el Jefe Departamental comentó: “Presentaba unos rasguños, unas heridas en su espalda”, pero indicó que no se sabe si se produjeron durante el momento en que recorría los calabozos o antes. “No sabemos si los presentaba con anterioridad o los produjo en ese momento”, señaló.
Las personas que estaban privadas de su libertad y alojadas en los calabozos “vieron la angustia de este funcionario policial y también sus compañeros, que estaban haciendo tareas de limpieza en uno de los patios”, reseñó.













