Le dieron once puñaladas y la arrojaron en una cámara séptica. Creen que la madre la entregó a tres jóvenes. Los cuatro están detenidos. El escalofriante hecho sucedió en la localidad correntina de Bella Vista.

Once puñaladas recibió Patricia, la nena de nueve años que fue asesinada y arrojada en una cámara séptica de la casa donde vivía con su padre y sus hermanas menores, en la localidad correntina de Bella Vista.

Además, los médicos forenses descartaron que esa noche haya sido violada, pero hallaron indicios de ataques sexuales de vieja data.

La principal hipótesis que manejan los investigadores es que la nena fue entregada por la propia madre a los tres jóvenes que también están presos.

Se trata de un hijo de la nueva pareja de la mujer -está preso por abuso sexual-, un hermano de la mujer y un hermano del hombre que está encarcelado. Todos tienen entre 18 y 24 años y una vida marcada por la ingesta de alcohol y drogas.

De acuerdo con la reconstrucción que realizaron los investigadores en las últimas horas, el martes a la tarde Patricia les pidió a sus tías paternas permiso para ir a la casa de su madre porque quería llevarle unas frutas de mango.

La nena se encaminó hacia el lugar sin saber que unas horas después sería salvajemente atacada y su cuerpo arrojado en un pozo ciego.

Los peritos que rescataron el cadáver hallaron heridas cortantes pero no pudieron establecer las causas de la muerte en un primer momento. Es por eso que el cuerpo fue enviado a la ciudad de Corrientes para una autopsia que, además, debía determinar si existían signos de abuso sexual.

La investigación se disparó el miércoles a media tarde cuando el papá de la víctima volvió de una isla. El hombre se gana la vida como pescador comercial y desde hace algunos meses está separado de su pareja, con la que tuvo tres hijas. Patricia era la mayor.

Su corazón se sobresaltó al advertir rastros de sangre en la puerta de ingreso, que estaba cerrada con llave. El hombre entonces fue a la casa de sus hermanas para saber si su hija estaba allí. Apenas le dijeron que la noche anterior se había ido a la casa de su madre, Ramón supo que algo malo podía haber sucedido.

A su casa volvió un rato después pero con una patrulla policial. Los agentes rompieron una puerta y en uno de los dormitorios se toparon con enormes manchas de sangre sobre una cama. En el patio hallaron señales de arrastre que terminaban en el pozo ciego del baño. Horas más tarde, los bomberos voluntarios de la ciudad rescatarían el cadáver de la nena.

Una prima de Patricia reconoció que la relación entre la madre y su hija no era buena. Eso llevó a que la nena optara por ir a vivir con su papá cuando la pareja decidió poner fin a la relación. “Él vino de la isla y se encontró con esta escena. Vio sangre y nos dijo que estaba asustado”, relató Sofía a Radio Bella Vista.

Tras la separación, el pescador se quedó con Patricia y sus hermanas menores en la casa, mientras que la madre de las nenas fue a vivir en un inquilinato ubicado a menos de dos cuadras, en el barrio Piscicultura, cerca del río Paraná. Las tías de las nenas también residían en las inmediaciones.

Sofía agregó que su prima casi nunca estaba en la casa de sus tías. “Ese día se fue sola a la casa de su mamá para llevarle unas frutas de mango. De ahí no la vimos más”, contó la joven.

Además, dijo que “la mamá de Patricia no era violenta, pero los hermanos (de la mujer) sí. Ella no quería a su hija porque la nena sabía muchas cosas y no quería que mi tío se entere”, agregó.

Por el crimen está detenida la madre de la víctima junto a otra mujer y dos jóvenes con los que esa noche había se la vio comprando alcohol en un comercio del barrio.

Fuente: Clarín