La Justicia, con el apoyo del Equipo Argentino de Antropología Forense, había ordenado una serie de excavaciones en campos. Buscaban descartar o confirmar el último dato que aportó uno de los testigos.

La familia Gill se encuentra desaparecida desde hace 20 años y aún no se pudo dar con su paradero. Aunque la Justicia de Entre Ríos, con el apoyo del Equipo Argentino de Antropología Forense, ordenó una serie de excavaciones en la estancia La Candelaria, el campo donde vivía y trabajaba la familia, finalmente ahora, se confirmó que las pericias realizadas dieron negativo.
Si bien la investigación continúa, por ahora la etapa de búsqueda en esta zona terminó.

Una de las pocas imágenes que se conoce de la familia Gill.

Esta vez los trabajos se desarrollaron en «Campo del Abasto», más hacia el norte y cerca de un camino vecinal, y contaron con maquinarias de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) y personal policial.
El fiscal a cargo de la investigación, Federico Uriburu, dijo que «la investigación siempre se siguió», y remarcó que el dueño del campo «era una persona de temperamento muy fuerte, y muy temido».

Los trabajos en la estancia de Goethe, de unas 500 hectáreas. (Foto: ERA).

Buscaban descartar o confirmar el último dato que aportó uno de los testigos que rompió el silencio y habló en la ciudad. Ya no quedan diligencias pendientes.
La principal hipótesis era que podrían haber sido asesinados y enterrados por el dueño del campo para el que trabajaban. Un testigo afirmó que poco antes de su desaparición, el padre de la familia se había quejado de los pozos que le había hecho cavar.

¿Qué pasó con la familia Gill?

La pareja y sus cuatro hijos fueron vistos por última vez en 2002 en la ciudad de Nogoyá, en Entre Ríos. Fue el domingo 13 de enero, durante un velorio en la vecina localidad de Viale. Aunque se siguieron distintas pistas a lo largo de estos años, este miércoles la Justicia inició nuevas excavaciones en una estancia entrerriana.

Las principales hipótesis del caso

La principal hipótesis que se barajaba era que los miembros de la familia podrían haber sido asesinados y enterrados por el dueño del campo para el que trabajaban, Alfonso Goette.
Un testigo afirmó que poco antes de su desaparición, el padre de la familia se había quejado de los pozos que le había hecho cavar el ruralista. “Él dice que ese día vio a ‘Mencho’ Gill cavando pozos en el campo y que estaba enojado por ese trabajo”, dijo.

El fiscal a cargo de la investigación, Federico Uriburu, afirmó que “la investigación siempre se siguió”, y remarcó que el dueño del campo “era una persona de temperamento muy fuerte, y muy temido”. Por eso, con su muerte, aparecieron nuevos testigos que “perdieron el miedo” para aportar datos, aunque “han pedido que conservemos su anonimato”, agregó el fiscal.

¿Quiénes eran los Gill?

La familia desaparecida estaba compuesta por José Rubén “Mencho” Gill, un peón rural que tenía 56 años; su esposa Margarita Norma Gallegos, de 26; y sus hijos María Ofelia, de 12; Osvaldo José, de 9; Sofía Margarita, de 6; y Carlos Daniel, de 2.

La estancia “La Candelaria”, de alrededor de 500 hectáreas, se ubica en el pueblo de Crucecita Séptima, a 50 kilómetros de Paraná, y pertenecía a Alfonso Goette, quien murió en 2016 en un accidente vial. En ese lugar vivía y trabajaba la familia desaparecida.

El Ministerio de Seguridad de la Nación ofrece una recompensa de nueve millones de pesos para destrabar el expediente número 350/02, detenido por falta de nuevos datos.